Enero de 2007
Ya sabíamos que leer libros ilustrados a los bebés y a los niños pequeños les crea afición por la lectura y fomenta la adquisición del lenguaje. Pero ahora, un estudio indica que los niños son capaces de reproducir acciones complejas después de haberlas visto en un libro ilustrado. Esta enorme capacidad de imitación de lo que aparece en los libros muestra hasta qué punto es importante que los libros que leemos a los niños contengan valores positivos y reflejen nuestro mundo sin caer en estereotipos.
Las investigadoras, Gabrielle Simcock de la Universidad de Queensland (Australia) y Judy DeLoache de la Universidad de Virginia (EE.UU.), trabajaron con niños de 18 meses, 24 meses y 30 meses de edad. Formaron tres grupos: a dos de ellos se les leyó libros ilustrados con fotografías o ilustraciones a color que mostraban como montar un sonajero. Después de la lectura, se les pidió a los niños que montaran un sonajero.
Al tercer grupo de niños se les pidió que montaran el sonajero sin habérseles leído el libro antes. La mayoría de los niños que habían visto el libro fue capaz de montar el sonajero, mientras que ninguno los niños que no habían visto el libro pudo hacerlo.
El estudio, publicado en noviembre 2006 en la revista científica Developmental Psychology, demuestra que los niños muy pequeños pueden aprender y realizar acciones partiendo de la lectura. Esto no sólo significa que los libros ilustrados son una herramienta de gran valor para desarrollar el lenguaje y la comprensión del mundo de nuestros hijos, sino que pone de relieve la importancia que tiene que los libros que les leamos contengan valores y actitudes positivas y no les transmitan estereotipos de ninguna clase.
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